jueves, 23 de agosto de 2012

Crónica cierre #TallerDiamante 2ª Edición - Javi Medina - Alumno

Crónica cierre #TallerDiamante 2ª Edición en clave de metáfora por el alumno Javi Medina.
La Conquista del Oeste 



La hazaña tuvo lugar hace ya muchos veranos y aún siento la emoción en mis viejas y arrugadas carnes. Recuerdo la llamada de Diez Osos, por aquel entonces era un joven apuesto, llamado José Burgos. Recuerdo perfectamente cómo su invitación había llegado a mis manos, en ella estaba escrito “vas a elevar tu nivel de vida” y yo, lleno de soberbia, la rompía en pedazos, pues no me interesaba algo que ya había conseguido. Le di la espalda a mi destino y seguí mi camino. Pero la Madre Tierra que pone a cada uno en su lugar, a veces, inusualmente, nos regala otra oportunidad. Así que mi camino, sin ser consciente de ello, me condujo al hogar de Diez Osos.
Había una gran conmoción en el lugar, en el campamento Sioux se respiraba Ilusión y Confianza. Ante la puerta de su tienda, antes de entrar, besé la tierra, como es costumbre entre los nuestros, e inmediatamente sentí el sabor de la Responsabilidad en mis labios. Entré. Diez Osos había reunido en su hogareño tipi a los jefes de los distintos clanes de la tribu Sioux. El fuego proyectaba sombras que se alargaban en las paredes cubiertas por pieles de osos, la luz iluminaba los rostros de mis compañeros y, en algunos de ellos se reflejaba la misma incredulidad que, seguramente, se percibía en el mío. “El futuro de nuestro pueblo está amenazado por el “hombre blanco”

No dijo nada que no supiéramos, en lengua sioux “hombre blanco” proviene de la palabra escalofrío, significa miedo, desmotivación, todos los sentimientos negativos que pueden nacer de nuestro interior. Pero en ese instante nos dijo algo que nunca habíamos escuchado: “Enfrentarnos al “hombre blanco”, ésta es nuestra hazaña, empresa que nos convertirá en héroes de libertad”

Nadie, ni nuestros antepasados, había caído en que podíamos enfrentarnos a nuestros temores y recelos, adelantarnos a ellos y cambiar nuestro destino! Todos miramos asombrados a nuestro líder Diez Osos. Tenía cada ojo de un color distinto, uno era color Conocimiento, el otro color Esfuerzo. ¡Qué belleza en su mirada! De sus palabras deduje que debía enfrentarme a lo largo de las extensas y mágicas llanuras a mis propias “tropas federales”, armadas de fusiles y trompetas, consiguiendo cada día pequeñas victorias que me acercaran a mi libertad. Diez Osos nos iba dando las herramientas necesarias para ser verdaderos líderes guerreros.

Todos los días, al amanecer y al atardecer, nos reuníamos en su hogareño tipi. Recuerdo conversaciones profundas, miradas llenas de emoción, abrazos verdaderos y lágrimas de felicidad… Todos nos dejábamos llevar por nuestro corazón, nuestros gestos salían de muy dentro. Cada uno de nosotros: Toro Bravo, Jirafa Feliz, Gran Sonrisa, Atardecer, Luna Oscura… fuimos creciendo, dimos un paso adelante, controlamos las riendas de nuestros caballos y nos hicimos dueños de nuestro día a día. Diez Osos hizo magia, pociones mágicas que nos ofrecía antes de partir en pos de nuestra independencia contra el “hombre blanco”.

Una vez le preguntamos qué llevaban aquellas pociones a lo que él contestó: “Están hechas de lo que vuestro corazón ansía” ¡Y así fue! Ahora me doy cuenta. A Atardecer le ofreció Confianza, Gran Sonrisa recibió Serenidad y yo, Serpiente Valiente, me tragué mis palabras soberbias, bebí Humildad.

Juntos formamos una familia. Finalmente llegó la despedida, y nos dimos nuestro abrazo de oso, y mientras nos despedíamos la brisa decía: “Es que no ves que soy tu amigo, es que no ves que siempre seré tu amigo” Volvimos cada uno a nuestra tierra y desde entonces nos hemos convertido en héroes para nuestro pueblo. Y aquel “hombre blanco” ya no era una amenaza, habíamos conquistado nuestro interior.

Javi Medina; Alumno 2ª Edición Taller Diamante.